Bienvenido, caminante, a la Colegiata de Santa María do Campo en A Coruña
Bienvenido a Santa María do Campo. La capilla fue erigida, como la mayor parte de las obras religiosas de esa época, con limosnas, dándole Alfonso X el privilegio de parroquia en 1256. La iglesia, de estilo románico tardío con influencias góticas, tiene,
a pesar de las numerosas reformas que ha sufrido a lo largo del tiempo, una belleza y un valor histórico relevante.
Si preparando tu visita te acercas a la red comprobarás que desde su comienzo fue la iglesia de los gremios del mar y del comercio. Que en 1441 el Arzobispo de Santiago la erigió como colegiata y en 1491 el Vaticano le concedió el título de Abadía. Antiguamente
existía un cementerio junto a la iglesia, por lo que durante el paseo a la colegiata es posible ver algunos de aquellos sepulcros. De su importancia se habla en la obra A CORUÑA NA ÉPOCA DE MARGERY KEMPE en donde leemos el valor que tuvo la Coruña
como punto de acceso de los peregrinos en su camino hacia Santiago de Compostela, por su interés para el trasfondo compostelano recogemos estos párrafos de la obra:
La dársena coruñesa también será lugar de arribada de peregrinos cuya procedencia mayoritaria de puertos del reino de Inglaterra ha llevado a que se identifique con el nombre del Camino que lleva hasta el santuario compostelano. Son muchos los autores
que han dedicado estudios al análisis del fenómeno de peregrinación por mar a Compostela por lo que no se pretende en este apartado un estudio de este fenómeno sino introducir a partir de estas líneas el contexto en que se produciría la posible llegada
de Margery Kempe. El flujo de peregrinos a Coruña como puerto de arribada y partida peninsular era tan significativo en el siglo XV que esta ruta es privilegiada por los distintos monarcas. La llegada de peregrinos supone sin duda una importante vía
de ingresos tanto para el Concejo coruñés como para el Arzobispado compostelano, y así, incluso en época de enfrentamientos bélicos la peregrinación es protegida y favorecida incluso tomando medidas ante represalias o corsarios. Resulta relevante
el dato aportado por Jose María Lacarra que indica que los derechos de anclaje que el arzobispo de Santiago tenía en el puerto de A Coruña en años ordinarios importaban unos 2000 maravedíes, mientras que el Año Santo de 1434 fueron más de 14000. Según
las normativas de control de los puertos de salida ingleses, no todos los barcos podían transportar peregrinos, debían tener unas condiciones mínimas satisfactorias y su autorización y número de peregrinos se limita por razones de seguridad. El exchequer
era el funcionado encargado del cobro de los impuestos por peregrino transportado. Sin embargo, el alto número de denuncias presentadas ante las autoridades lleva a pensar, como afirma Elisa Ferreira Priegue, que el número de peregrinaciones clandestinas
debía ser tan importante como el de las oficiales. El viaje era duro y las condiciones del trayecto eran casi el primer paso en la penitencia. Estas circunstancias aparecen recogidas en el poema The Pilgrims Sea-Voyage and Sea Sickness, compuesto
en torno al segundo cuarto del siglo XV, y que comienza así: ¡Pasajeros, olvidaos de toda diversión!, pues muchos de los que van a Santiago empiezan a sentirse mal, nada más comenzar a navegar. Tan pronto se hacen a la mar, ya sea desde Sandwiche
o desde Wynchylsee, desde Bristol o desde dondequiera que sea, empiezan a desfallecer..... Resulta evidente a través de la documentación que la peregrinación era un negocio fructífero para los armadores y patronos ya que, además de los lucrativos
ingresos por la venta de pasajes eran beneficiados con licencias y salvoconductos que les permitían intercambiar paños por vino y otros productos. La arribada de los peregrinos a la ciudad, como se ha mencionado, será especialmente intensa en el siglo
XV. Los registros de barcos que partían desde el reino de Inglaterra permiten colegir el importante incremento del número de peregrinos entre finales del siglo XIV y el siglo XV. Así en la primera mitad del siglo XV más de 15000 peregrinos partieron
hacia A Coruña, y cerca de 3000 los años de Jubileo de 1428 y 1434. El aspecto que debía presentar el puerto coruñés en estos años de llegada masiva de peregrinos de distintas nacionalidades puede reconstruirse a través de la descripción que del mismo
realiza William Wey en el año 1456 donde informa que …en el puerto de La Coruña había ochenta buques con castillo de proa y cuatro sin el. Eran barcos ingleses, galeses, irlandeses, normandos, franceses, bretones y de otros lugares. El total de navíos
ingleses era de treinta y dos…. Entre los viajeros que desde tierras inglesas partieron probablemente con destino a Coruña para viajar después a Compostela destaca Margery Kempe. Esta, en la primavera de 1417, llega a Bristol donde debe esperar varias
jornadas pues no partía ninguna nave a Compostela. El trayecto le llevará siete jornadas a la ida y cinco al regreso, sin ser muy exacto su relato sobre su estancia en tierras gallegas …Y así permanecieron catorce día en ese país y fue muy feliz allí,
tanto corporal como espiritualmente, con gran devoción y muchos fuertes gritos en memoria de la pasión de nuestro Señor, con abundantes lágrimas de compasión…“heme aquí, ya que me has llamado”. Mucho más precisa es la narración
del viaje realizado por William Wey, miembro del Eton College. Este salió hacia Compostela en 1456 desde el puerto de Plymouth en la embarcación denominada Mary White. El barco arribará al puerto de A Coruña junto con otros seis el viernes 20 de mayo.
William Wey embarca de regreso a Plymouth el 28 de mayo aunque a los seis días debería regresar al puerto coruñés sin poder zarpar hasta el 5 de junio debido a las inclemencias climáticas. Los tres elementos que William Wey destaca a su paso por A
Coruña merecen ser valorados en profundidad, en primer lugar informa de una conversación con un judío, la procesión y misa a la que asiste en la iglesia de Santa María y la celebración de la festividad del Corpus Christi en el templo franciscano coruñés: "Luego llegué al puerto de La Coruña donde estuvimos tres días. Usamos estos días en las tres actividades. Primero en conversación durante esos días con un judío, el miércoles tuvimos una procesión y una misa de Santa María con música, mientras que
en Corpus Christi tuvimos una procesión en la iglesia franciscana, seguida de un sermón en la misma iglesia por un inglés, un bachiller en Sagrada Teología, cuyo texto fue “heme aquí, ya que me has llamado”. Concluyó de este texto que todos los ingleses
presentes podían decir estas palabras a Santiago, “aquí estoy yo, ya que por la gracia de Dios me llamaste a venir aquí y visitar tu lugar”. No hubo otra nación que tuvo una conversación con un judío, procesiones, una misa y un sermón, excepto el
inglés. Con respecto al primero de los aspectos, aunque no se informa del asunto de la conversación, si es necesario destacar como en A Coruña existía una judería singular, consecuencia probable del carácter eminentemente comercial de la ciudad y
que esta era una comunidad activa. De la presencia de este colectivo no solo se conservan importantes vestigios artísticos sino que también su existencia se recoge en distintas fuentes en las que los judíos coruñeses aparecen identificados con labores
como la recaudación de tributos, el comercio, el préstamo y oficios urbanos como el de platero. No parece haber existido conflictos entre ambas comunidades hasta la expulsión dictada por los Reyes Católicos. La colectividad judía se asentaba en la
denominada en la actualidad “calle sinagoga”, cerca de la puerta “dos Ares” tal como se documenta en las fuentes bajomedievales. La asistencia a una misa cantada y procesión en la iglesia de Santa María, intramuros de la villa, sirve para evaluar
la importancia del templo mariano y que reafirma las razones que justo unos años antes habían llevado a la conversión de este santuario parroquial en Colegiata. En el año 1441 el arzobispo don Lope de Mendoza en el decreto de erección de la misma
especifica el porqué de esta concesión, que resulta muy en consonancia con la descripción de Wey: …lo uno e principalmente por servicio de Nuestro Señor Dios, lo segundo por acrecentar e aumentar el oficio devinal, lo otro por la devoción muy grande
que la clerecia e pueblo de la dita villa de la Cruña han en la Virgen gloriosa e bendita (...) a la cual concurren e vienen muy muchos extranjeros de diversas partes del mundo e visitan e oyen misas e oficios devinales en la dicha Iglesia por la
dicha devoción que asi han, é otra si por cuanto todos los Maestros de naos e Mercaderes e Marineros de la dicha villa e de otras partes han en la dicha Iglesia tan singular devoción que cuando vienen en sus navios al puerto de la dicha villa no acostumbran
entrar en casa alguna ni en otra iglesia ni monasterio de la dicha villa de la Cruña, fasta que primeramente todos vengan á facer e facen oracion a la dicha Iglesia de Santa María a ofrecer e facer e ofrecer sacrificios de Misas Cantandas…La iglesia
de Santa María era una de las parroquias de la “Ciudad Alta”, cuya antigua la fábrica, datada entre finales del siglo XII y primera mitad del siglo XIII, estaba siendo por entonces ampliamente renovada. Así se manifiesta en el documento anteriormente
mencionado al indicar que ...está dicha Iglesia bien edificada, solemne é alta é famosa é ben acabada, é muy ornada (...) Rui Miguelles antecesor que fue de dicho Fernán Rodríguez Rector susodicho que dejó al dicho Fernando Rodríguez los más de los
dichos bienes propios que el dicho Fernando Rodríguez agora tiene é dota é da para esto; la cual condición el dicho Rui Miguelles acabara en sus dias si pudiera é dejó fechos á su espensa los coros en la dicha iglesia…. El rector Rui Miguélez, que
mando construir el coro mencionado, falleció en el año 1431 según reza la lápida sepulcral se halla colocada en el fondo de un arcosolio situado en el tercer tramo de la nave del Evangelio, contando desde la cabecera de la iglesia. Teniendo en cuenta
el año de fallecimiento del mismo puede aproximarse una datación del proceso de obras del mencionado coro, hoy desaparecido. Las tareas en el interior del templo continuaron como lo corrobora el hecho de que en el año 1455, por el testamento de María
Fernández Barcia, se le dirija una de las más importantes donaciones realizadas a la fábrica de una iglesia coruñesa en época medieval: quinientos maravedíes. Dos años después, en las últimas voluntades de Roi Xordo das Mariñas, aparece recogido el
patronazgo de una capilla, advocación a la Virgen del Portal, en el exterior de la iglesia. En la cláusula testamentaria destaca el hecho de que excepcionalmente se especifican las características de la capilla e incluso la decoración pictórica que
habría de llevar: …Iten mando que en la dicha iglesia de Santa María do Canpo meus conplidores fagan fazer una capela en lo mesmo altar da Birgen María do portal, e alzen o alpendre que agora y esta, y façan un sobrado onde canten os canonigos e clerigos
da dita iglesia e façan fazer en o dito sobrado e poer unos organos que tangan cada y quando que cantaren as misas que por mina anima e de meus antecesores se ende diseren e que fazan pintar todo endarredor do dito altar de santa maría a estoria da
pasion de nuestro senor Ihesu Christo e enbaixo de todo minas armas con dous angeles endearredor e nelas con o letreiro que dize “o mater dei mememto mei” y encima do escudo das armas que diga “ihu”…. Esta capilla, que sufrirá importantes reformas
posteriores, desaparecerá durante las obras llevadas a cabo en el siglo XIX en la iglesia. Un tercer documento sirve para establecer la continuidad de las obras realizadas en la iglesia de Santa María. En un permiso concedido por el arzobispo Alonso
de Fonseca entre 1460-1464 a la comunidad coruñesa de terciarias franciscanas, por el que se dispensa a las religiosas licencia para construir un monasterio, se indica que: …el monasterio de Santa Bárbara que es dentro de los muros de la ciudad de
la Coruña, sito en la feligresía de Santa María que de nuevo se edifica... Quizás el elemento más destacable conservado de esta obra del siglo XV sea el grupo de la Anunciación, en la actualidad custodiado en el interior del templo, una obra de la
segunda mitad del siglo XV que ocupaba por entonces la portada occidental del templo tal como ha demostrado una fotografía localizada en el Archivo del Reino de Galicia donde en los años 20 del pasado siglo donde aparece la portada occidental sin
fustes centrales y que se corresponderían con ambas estatuas-columna. De estas figuras la de la Virgen ha perdido su policromía, ha sido repicada y la mano colocada sobre su pecho es de factura moderna. A pesar de todas estas limitaciones
puede considerarse un ejemplo de calidad dentro de la esculturagótica gallega. La leyenda vincula esta figura de la Virgen con un especial carácter protector sobre la ciudad. Según recoge Carré Aldao, cuando san Vicente Ferrer predicaba en
este templo, pronosticó que la ciudad quedaría inundada por las aguas, ante lo cual la imagen de la Virgen habría declarado que mientras ella estuviese en el pórtico de la iglesia eso no ocurriría.