Novelado
13º Asuntos del corazón
Aquel día la etapa
finalizaba en una villa de cierta importancia, en la que nos
encontramos bastantes de los peregrinos que nos habíamos ido
conociendo por el Camino. Leo me invitó a ir con ellos a la piscina
municipal, y no me lo pensé dos veces en aquella tarde calurosa. En
Teixeiro había piscina, pero una circular del Ministerio las había
dejado sin uso, para evitar las críticas de la opinión pública. El
fondo común que teníamos para la peregrinación nos permitía
disfrutar de pequeños placeres como ese, y desde que había dejado
de fumar mi disponibilidad era mayor. Le acepté a Leo un helado.
Allí descubrí a Elena, tomando el sol, tumbada sobre la hierba.
Elena era la enfermera que al principio del Camino me había curado
los pies heridos, a los pies de los Pirineos. Al día siguiente me
había vuelto a limpiar y vendar los callos, y me enseñó cómo
hacerlo yo mismo. El contacto de sus manos femeninas con mi piel,
después de tantos años, fue una sensación electrizante. Creo que
me debió de entrar un rubor intenso sólo de pensar que ella se
pudiera dar cuenta de mi zozobra. Algo en ella, en su rostro bonito y
en su mirada dulce, me hizo pensar en Cuca, mi primera novieta en los
tiempos lejanos del Montojo.
Mis últimas relaciones habían sido bastante sórdidas. Cuando me detuvieron vivía con una chica junto con varios colegas más, entre ellos mi amigo Toni, cerca de la puerta de Toledo. Al principio venía con frecuencia a verme a Meco, y hablábamos a diario por teléfono. Con el tiempo empezó a faltar más a las comunicaciones de los sábados, y las llamadas se fueron haciendo más distantes. Hasta que finalmente me contó que estaba liada con Toni. Esa tarde me gané mi primer parte, un traslado a Soto, además de varios morados y dos costillas rotas, por tirar al suelo a un funcionario en el patio. Con todo, me siguió mandando de vez en cuando ropa y algo de dinero, hasta que me trasladaron a Galicia. Con el tiempo dejé de culparla por su abandono, y poco a poco se fue deshilvanando en el retal de mis sentimientos, en donde, sin embargo, de vez en cuando reaparece el recuerdo de Cuca. ¿Qué sería de ella ahora?
Elena se ha vuelto, nos ha visto, y me está haciendo señas con las manos.